jueves, 1 de noviembre de 2012

Enseñar en aulas heterogéneas



En la actualidad las escuelas se encuentran fuertemente cuestionadas, situación paradójica ante tantos avances científicos y sociales, así como la vertiginosa velocidad de las informaciones, los videos juegos, entre otros que irónicamente no le dan vigencia a la escuela. Sin embargo, es necesario plantearnos ideas y retos al mismo tiempo en que sabemos que la escuela no puede ir a la misma velocidad de las necesidades sociales. Entonces, cabe preguntarnos ¿es posible recuperar el sentido de la escuela?
            Como actores corresponsables de la práctica pedagógica, debemos comenzar haciendo un análisis profundo sobre lo que ocurre dentro de las aulas escolares, porque la escuela ya no conserva el monopolio de la formación para la ciudadanía; no obstante, mediante modelos de gestión democráticos, con altas posibilidades de participación en todos los subsistemas de la enseñanza puede renovarse el protagonismo activo de la misma en todas las esferas de la vida social, siempre y cuando se reconozca la existencia de la diversidad, la necesidad de crear oportunidades equitativas para todos, sin anular las diferencias individuales y mucho menos las necesidades particulares.
Como lo expresa Tomlinson (2006; 39), citado por Anijovich y Mora (2010)
… Dado que suceden muchas cosas diferentes, ninguna tarea define lo que es ‘normal’ y ninguna ’se diferencia’. El docente piensa y planifica en función de múltiples caminos hacia el aprendizaje para diversas necesidades y no en términos de lo normal y lo diferente (p.101) 
            Luego de reconocer un poco la realidad que se vive en las aulas de clase, es necesario también abordar la diversidad más allá de las diferencias sociales, culturales y de género; verla desde lo que emerge en la misma escuela, cuando la información, las estrategias y el conocimiento no se ofrece a todos por igual, en tanto que no se parte de conocer las necesidades e intereses de los alumnos. Es ahí donde está la diversidad ignorada por muchos docentes.  Tal vez si anteponemos nuestra condición de ciudadanos a la de docentes nos será más fácil comprender y desarrollar la práctica pedagógica, desde posiciones comprometidas con un modelo de escuela y sociedad donde la diversidad adquiere pleno sentido y significado.
            ¿Un Aula Heterogénea? Tal vez siempre las hemos tenido, pero nadie las había evidenciado: alumnos diferentes desde múltiples perspectivas, alumnos que aprenden de diferentes maneras, donde cada uno asume y construye su conocimiento en función de la información previa que posee, es decir, cada cual tiene un modo de apropiarse del conocimiento. Entonces, reconocer las diferencias, en definitiva, es la mejor forma de incluir a todos y de intentar que nadie se quede afuera como lo afirman Anijovich y Mora (2010).
            Según las autoras citadas anteriormente, surge un nuevo paradigma pedagógico que posibilita la aceptación a la diversidad e integración de los individuos a la sociedad, es la del “Aula Heterogénea” el cual definen como el núcleo básico de de la organización de la escuela donde se producirán todos los procesos de aprendizaje de los alumnos. En estas aulas a la hora de abordar la enseñanza, además de considerar las inteligencias y los logros de los alumnos, es necesario conocer el origen, étnia, cultura, lengua, situación socioeconómica, características personales, estilos de aprendizaje, inteligencias, inclinaciones, habilidades, necesidades, deseos, capacidades, dificultades, entre otros.
            En un espacio como el descrito, es decir, lo que es el aula heterogénea, el ambiente será de convivencia democrática y de respeto,  donde se favorece el desarrollo de la autonomía en el estudiante desde las propuestas de enseñanza, siempre que se mantengan éstas en el tiempo y a lo largo de toda la escolaridad.
Anijovich y Mora (2010), sugieren algunos modos de promover el desarrollo de la autonomía, es decir, lograr estudiantes autónomos:
Ofrecer a los alumnos alternativas para que puedan elegir y justificar sus elecciones en las tareas que se le proponen; enseñar a trabajar de manera cooperativa, incluir la autoevaluación, promover interrogantes metacognitivas, recorrer junto a los alumnos tanto las metas de aprendizaje como el sentido de las tareas que les proponemos; consensuar el encuadre de trabajo; enseñar hábitos de estudio y de trabajo y proponer consignas de trabajo adecuadas.
Haciendo una síntesis de lo explicado por las autoras sobre  las maneras para promover el desarrollo de la autonomía, todo debe iniciarse con la enseñanza del trabajo cooperativo a partir de la organización de equipos de trabajo, lo que representará constantemente en el logro de una construcción del conocimiento, sin olvidar la descripción de detalles para llegar a esos resultados. Por otra parte, es necesario la oportuna elección del material, estrategia y recurso tecnológico para el desarrollo y presentación de temas en clase o como actividades de trabajo.
En cuanto a la diversidad de formas para presentar las informaciones, la expresión propia de una disciplina debe ser orientada de manera permanente, de esta forma se abren las posibilidades de comunicación a partir del uso del lenguaje verbal, gestual, y simbólico. Por ultimo, los recursos posibles y los disponibles, los productos finales esperados, deben ser ordenados según los criterios establecidos por el equipo bajo las indicaciones e instrucciones dadas por el docente, a fin de que los alumnos manejen con claridad los procesos de autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación que se deben realizar cada vez que se aprende y valora en el aula de clase.
Para finalizar, puedo afirmar con propiedad que un docente que responsablemente se prepare para enfrentar a sus estudiantes, puede tener éxito en la formación de éstos, en tanto que combine oportuna y creativamente las estrategias y recursos, con las mejores decisiones al planificar y compartir el trabajo cooperativo con la intención de crecer siempre en colectivo, a propósito de la diferenciación tan marcada entre grupos y equipos de trabajo. De ahí que sea necesario formar equipos inteligentes de trabajo.